Cornudo por cuarta vez (I)

Sueño contigo, me imagino que ya te he encontrado y que vivimos juntos, casados. Y que desde el primer día me has impuesto la castidad más absoluta, mientras tú tienes libertad para follar con quien quieras. Y ya era mi noveno día de castidad absoluta, amor mío, cuando te extrañaste de que no te preguntara de dónde venías.

Y es que yo acepto tu libertad total y absoluta y mi más estricta negación de libertad por tu parte, pues he de contarte qué hago en cada momento, mientras tú eres libre para hacer lo que quieras, sin darme explicaciones.
- ¿No me preguntas de dónde vengo?
- Sí, te he dicho qué ha pasado, porque es tarde.
- Ha pasado que has sido cornudo de nuevo.
- Cuéntame, por favor
- Estoy agotada. Mañana.
- No, por favor. Ahora. Te lo suplico.
- ¿Qué me suplicas?
- Que me cuentes cómo me has hecho cornudo.
- Ah, bueno, entonces sí.
- Cuantos has echado?
- He follado cuatro veces y he tenido 5 orgasmos con un chico que se llama Gustavo y que ha venido a verme pues sabía que he estado mala. Me ha traído flores y fruta.
- ¿Has follado en la cama de tu casa?
- Si. Amor. ¿Existe algún problema?
- No, ninguno. Es que es más humillante que te lo hayas follado en tu cama, en la que será nuestra cama.
- Así es.
- ¿Habías ya follado con él antes?
- Sí. Es un novio que tenia mientras vivía en otro estado de mi país.
- ¿Has pensando en mi?
- Desde luego.
- Le has dicho que tiene un novio cornudo?
- Así es. Pero sólo quería que supieras que te he hecho de nuevo cornudo y que durmieras rico. cornudo mío.
- Gracias por hacerme cornudo. Estoy celoso, pero extrañamente excitado. Cuéntame, te lo suplico.
- ¿Qué me suplicas?
- Que me cuentes cómo me has hecho cornudo. Siento que cada día eres más libre y yo más esclavo.
- Así es y así será. Pues te cuento que ha venido a casa. Me he quedado sola con él en mi habitación
- ¿Y has empezado tú, supongo?
- Así es. Comencé acariciándolo por encima del pantalón. Me di cuenta que de inmediato se le ponía durísima, así que le pedí se pusiera de pie frente a mi. Le saqué la polla del pantalón, porque él tiene polla y tú pito impotente y cornudo. Y estaba realmente erecta. Comencé a hacerle una ligera paja. Después le azoté los huevos, poco a poco, mientras veía como gemía. Al ser tan vainilla le pregunté si sus gemidos eran de placer o de dolor. Me dijo: “me duele, pero me gusta mucho”.
- Vaya, a ver si es sumiso.
- Lo es. Y si no lo era ahora ya lo es. Pero yo continúe jugueteando con su polla y sus huevos
cada vez más fuerte, con los azotes cada vez más constantes, y el estaba cada vez mas excitado y sus gemidos me llenaban de placer. Me excitaba a 100 y de inmediato me saque la blusa, dejé mis tetas al aire mientras le seguía pajeando.


- Sigue, por favor.
- Suplícame.
- Te suplico que me sigas contando cómo me has hecho cornudo.
- Muy bien, cornudo. ¿Y tú cómo estás?
- Celoso y excitado. Siento una extraña excitación.
- ¿Y qué más? Dime.
- Deseando saber más.
- ¿Solo así?
- Y amándote más aún.
- Bien. Muy bien cornudo. Te lo diré: Cada vez que acercaba su polla a mis tetas deseaba tenerla ya mismo dentro de mí. Pero decidí esperar hasta tenerlo no a 100 sino a 1000. Y sólo entonces me saqué la ropa y le advertí que quería un buen oral, una buena lamida de coño. Así que de inmediato se puso de rodillas frente a mí para lamerme el coño. Estaba híper excitado, y yo al azotarle y escuchar sus gemidos, me corrí.
- ¿Le azotabas los huevos con la mano?

(continúa más abajo)
You have read this article Mis cuernos with the title Cornudo por cuarta vez (I). You can bookmark this page URL http://kynsismi.blogspot.com/2011/03/cornudo-por-cuarta-vez-i.html. Thanks!
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...