No me amas, pero quiero ser tu cornudo sumiso

















Ya has vuelto del viaje, pero has venido cansada y no me has explicado mucho, aunque   te he preguntado si has estado con otros, si me has hecho cornudo: 
- Sólo dime una cosa (si quieres): ¿me has puesto los cuernos en tu viaje a Valencia?
 - Sí,  he estado con varias personas, sí.

No te he querido preguntar más porque me has dejado claro, que me lo contarás cuando tú quieras, que eres la que decide. Y yo lo acepto y lo comprendo. Y te doy las gracias por haberme hecho cornudo, por haber follado con otros y otras, mientras yo permanecía aquí en la castidad más absoluta. Todavía sigo. Me vuelve loco saber que tú follas libremente mientras yo estoy en castidad por ti, mi Ama, mi Diosa, el amor de mi vida. Porque te amo con locura, amor mío, aunque tú no me ames porque  sé que no me amas, me lo has dejado claro, pero eso me hace ser aún más sumiso, desear más todavía ser tu sumiso.

Porque te amo más todavía. Me alejé de ti, quise olvidarte, pero con el tiempo comprendí que no podía, que te seguía amando y que incluso amarte sin que tú me quisieras, era más amor todavía, más entrega aún. Un amor total y absoluto que es lo que yo siempre he soñado: el amor y la entrega total. Y amar sin que te amen es la mayor expresión del amor. Y de la sumisión.

Ser tu sumiso sin que me ames es un paso más en la sumisión, un avance más  que tarde o temprano hay que dar, porque  seguir amando a tu Ama pese a que ella no te quiere, es un avance, un paso más en la entrega que hay que dar para seguir ahondando en la sumisión. Y yo ahora lo entiendo porque he dado ese paso, te amo aunque no me amas y pese a ello, quiero ser tu sumiso. Esto para una persona normal es masoquismo, pero yo soy masoquista (sólo contigo) y cuando me dices que no me amas siento un pequeño dolor en el corazón, pero también un extraño placer al reconocer que yo sí te amo. Un placer masoquista. Es sufrir por ti y gozar con ese sufrimiento, Perséfone.

Soy masoquista y lo reconozco y soy feliz. Quiero sufrir por ti, por tu amor. Y además, al saber que no me amas me siento más sumiso, más entregado y te veo a ti más dura, más severa, más estricta y más Diosa. Yo doy un paso hacia abajo en mi sumisión a ti, me entrego más, pero te veo a ti más alta, más Diosa, mucho más elevada por encima de mí. Y entonces te amo más todavía. Es perverso y masoquista, pero te amo más.

Me pasa también con los cuernos, que sufro un poco, sí, pero te amo más y quiero ser más sumiso. Y si dices que no me amas, yo te amo más y quiero ser todavía más sumiso. Mucho más. Tengo deseos de entregarme más aún, de seguir avanzando en mi sumisión a ti sin límites, a donde tú quieras llevarme. Y te amo más aún, mucho más, porque es un amor total, absoluto. Y cuanto más me dices que no me amas más te suplico que me hagas aún más sumiso a tus caprichos porque quiero  que tu poder sobre mí no tenga ningún límite. Ahora que sé que no me mas, es cuando quiero ser tu esclavo real.
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