Me haces cornudo con los vecinos

No sé si existes, pero sigo soñando contigo y pienso que desde que nos hemos casado hemos ido avanzando en nuestra relación, en mi sumisión a ti y ahora quieres que demos un paso más y que sea cornudo de dos chicos a la vez. Eso me dijiste un día mientras arrodillado entre tus piernas te lamía el coño. Y quizás incluso de más de dos, porque tenías planes para mí.

De pronto cambiaste de posición y te pusiste a cuatro patas en el sofá pues me dijiste que tenías que decirme algo importante. Y yo te lamía el culo, metía mi lengua en él, te lo perfilaba con la lengua, volvía a meter mi lengua en él para follarme tu culo con mi lengua, como tantos nos gusta.

Porque desde que nos casamos yo no te he penetrado aún, no he follado aún contigo pues dices que la polla de un sumiso cornudo no puede profanar el sagrado temnplo de su Diosa. Que yo no tengo el derecho a follarte como tienen cualquier hombre, mujer o parejas, de los que te sueles traer a casa para follártelos.

- Quiero me follen dos tíos a la vez –me dijiste mientras te seguía lamiendo el culo. ¿Lo comprendes?
- - Sí, Ama.
- Quiero hacerte cornudo duplicado, cornudo doble, requetecornudo.
- Lo entiendo, mi Ama.
- Pero va a ser especial. No van a ser dos tíos cualquiera.
- Como tú quieras, mi Ama.
- Será un chico casado que me vuelve loca y que vive en nuestro edificio, porque cuando bajo con él en el ascensor con sólo verlo, se me moja el coño.
- De acuerdo, mi Ama.
- - Y el otro será el otro vecino casado del edificio que, aunque no está tan bueno como el otro, sé por su mujer que tiene una polla descomunal.
- -De acuerdo, mi Ama, lo que tú decidas.



- Y los he elegido a ellos porque quiero que cuando al día siguiente te encuentres con alguno de ellos en el ascensor te sientas humillado al estar al lado del que se ha follado a tu mujer en tu cama de matrimonio.
- Sí, mi Ama.
- Así te sentirás sumiso, cornudo y humillado casi todos los días porque te los encontrarás continuamente en el ascensor.

Y yo te dije que sí, que aceptaba, que podías hacerlo cuando quisieras porque te amaba tanto que quería ir a donde tu quisieras llegar porque tu humillación me llevaba a una situación de entrega y placer que jamás había sentido. Que te amaba tanto que eso incluso me parecía poco.
- Lo sé, cornudo mío –me dijiste. Pero quiero que cuando lleguen a casa tú te pongas unas bragas para que ellos comprendan en seguida que no eres un macho, un hombre, sino una puta zorra sumisa. Para que se exciten más al verte así. Y luego les servirás las bebidas, los dejarás allí bebiendo y vendrás a mi habitación para preparar la cama, bañamarme secarme, vestirme prenda a prenda y ver cómo me pongo guapa para que me follen otros. ¿Lo comprendes?
- Sí, mi Ama, lo comprendo. Es natural que lo hagas.
- Y cuando ya esté vestida nos seguirás sirviendo las bebidas, verás como me morreo con ellos, como me desnudan, como me acarician, mientras tú permaneces de rodillas por si te necesitamos y queremos que nos sirvas.



Y luego, me llevaras en brazos a nuestra habitación, a nuestra cama de matrimonio y allí me dejarás para que ellos me vean y disfruten de mi cuerpo, de lo que se van a follar. Y tendrás que acariciarme todo el cuerpo con tus manos, coger mis tetas y ofrecérselas a ellos para que las chupen y mamen, uno en cada teta. Esas tetas que tú jamás has tocado, ni besado, porque son exclusivamente para mis amantes, ya sean hombres, mujeres o parejas.

- Me parece bien que lo hagamos así, mi Ama.
- - Y luego, cuando me folle a uno y me ponga encima de él, tendrás que ponerte detrás de nosotros y lamerme a mí el culo mientras follo con uno y los huevos al otro para que se excite más, se le ponga más dura y pueda follarme mejor.
- ¿Y el otro?
- Cuando yo te diga, te apartarás, te arrodillarás delante del otro, le chuparás la polla para ponérsela bien dura para mí y le darás las gracias por hacerte cornudo. Y cuando yo me haya corrido con uno, me lamerás el coño, lo dejarás bien limpio de su leche y te pondrás a limpiársela al que me acabo de follar para limpiarlo y ponérsela otra vez bien dura. Quiero que mientras yo me follo a uno tú prepares al otro para que me folle después.

Y así lo hicimos. Follaste cuatro veces con uno y cinco con el otro, hasta que quedaron rendidos y yo ya no pude ponérsela a ellos más dura porque no daban más de sí. Los dejaste exhaustos de tanto follártelos.
















Hoy precisamente he subido en el ascensor con los dos porque hemos coincido los tres solos. Y me han mirado y se han mirado. Y me he sentido mujy cornudo, cornudo doble y muy humillado y feliz, porque sé que eso es lo que tú quieres, lo que te hace feliz y yo quiero amarte más allá de toda razón humana porque no hay nada más racional que ser tu cornudo sumiso.

Ahora además me has dicho que quieres follarte a todos los hombres que hay en nuestro edificio para asegurarte de que siempre suba con un tío que me ha hecho cornudo y para humillarme ante todos los machos de nuestro edificio pues todos se habrán follado a tu mujercita y todos sabrán que eres cornudo múltiple. Y yo bajé la cabeza y te dije que sí, que aceptaba.
Porque te amo y te quiero amor mío.
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